Dime con quién andas... | ¿Seguro?

Dice un dicho, muy typical Spanish, que... dime con quién andas y te diré quién eres. A mí, por prudencia y por querer mirar por mi propio bien (sin duda), me lo decía mi amada madre (valga decir aquí que era -y es- una mujer de armas tomar con un corazón enorme y un sistema de vida durísimo, pero adorablemente cordobesa y gran influencia para mí; me tuvo ya muy mayor y se lo agradeceré siempre).

El caso es que me lo decía respecto a una amiga que se ha quedado entre mi repertorio de amistades de la infancia y de la juventud. Ese repertorio que se cuenta con 5 deditos de una mano y que es el de los amigos más amigos. Aquéllos que siempre tendrás ganas de buscar, cuando tengas la ocasión, por muy lejos que estén hoy en día... y esa ocasión se encuentra.

"Buen trabajo" Acrílico sobre tela / 2013 35 x 35 cm Good job Acrylic on canvas / 2013 35 x 35 cm. Juan José Jurace




















Bien podréis imaginar que no estoy del todo de acuerdo con este dicho. No me hacen los clanes que no permiten entrar ni salir sin pagar un canon de entrada o salida, a no ser que sea un negocio o una comunidad de gentes abiertas que se reúnen por algún motivo. Eso es otro cantar que, con esas tipologías. estamos hablando del pan de cada día y del gustito de la alegría de la huerta de cada uno (o de cada una) o bien estamos haciendo referencia a una forma de aprender y compartir (véase una próxima entrevista a Rafael Casero sobre la simbología masónica). Pero, vamos que... por puro gusto de excluir y de "enclanarse" (permitidme la licencia), veo que puede ser el fruto del miedo, de la reserva y de la cobardía. Las tres opciones son, para mí, mucho peor que el entendimiento, la flexibilidad y la selección tras la evaluación. Pues, sin experimentar los casos concretos de lo que se acerca o de lo que se va (la casuística, vamos...), no es factible comprender qué se cuece en nuestras membranas, en nuestras fibras más íntimas y personales.

Clanes escoceses
¿Qué sería de la cultura, de su avance, si no fuese por conocer lo que nos es ? O lo que es menos cercano y, por tanto, a lo que no nos acercaríamos o con lo que no nos mezclaríamos ¿Serían, acaso, solo tradiciones?

Lo que hacemos en el pueblo y con el pueblo está requetebién, no me confundan ustedes en esta divergencia. Yo he vivido cantando en los pueblos, en verbenas y fiestas populares. Y me encanta ver esas caras (las más sanas, claro; que de borrachos acabé hasta la coronilla)... caras ilusionadas entre los juegos, las festividades y las muchas canciones, músicas y tradiciones. Pero, de eso a vivir solamente feliz entre la gente del pueblo y sin querer ir más allá... pues ¡Fíjense! No hubiésemos llegado jamás a las ciudades, ni a la tan querida y odiada globalización. Los mercados hubiesen sido siempre para los mismos, los productos y los miedos hubiesen sido siempre ubicados en lo que en las provincias de Valencia nombran "la contorná" y poco más... No hubiese sido realista. Sino, hablen ustedes con la realidad y ésta les dirá que tuvieron que irse a descubrir si podían ganarse la vida los pobres en otros lares (sobre todo en las ciudades) a pesar de no querer mezclarse con los demás. Y funcionó. Se mezclaron y conocieron a otros de ésos que era mejor no andar con ellos no fuera a ser que se aplicara el dicho del "Dime con quién andas y te diré quién eres".

Dime con quén andas y te diré quién eres
Así que, con el tiempo, la raíz popular del refranero ha pasado a ser más aplicada entre padres y abuelos, madres y abuelas, que han querido afinar la puntería entre su descendencia. Para que no tuvieran la tentativa de jugar con lo nuevo y diferente, lo ajeno a la familia y a la educación cercana. Al menos no sin pagar el precio del miedo.

Esto ha resultado un uso escaso y moribundo del dicho, pues cada vez hay más escuelas y gentes ligadas a la calle (y no hablo de las meretrices, sino de la gente de a pie), con las que nos mezclamos nosotros y los pequeños; y que nos enseñan que, aún siendo diferentes (y, por tanto, no muy disolubles en nuestra mezcla) tienen algo que aportarnos y nosotros que agradecer. Tanto como el caso a la viceversa.

Me decía un amigo de mi Facebook más habitual (al preguntar yo en el muro que si habían creído en el susodicho dicho del refranero) que los moralistas son excluyentes, que juntarse con todo tipo de personas no le convierte a él en esa variada tipología, que no le hace convertirse en lesbiana o gay ni en alcohólico ni demente. Y ¡Cuánta razón tiene Luis Miguel!

Claro ejemplo de la hipocresía actual... y de antaño
Allí donde esté el aprender y sopesar así como el comprender al prójimo, que se quiten los miedos y que se viva con criterio. Allí es donde estamos y hacia adonde vamos, muy a pesar nuestro. Y los que no lo hacen, viven "gracias" a la violencia, ajustando cuentas que no son suyas y demoliendo vidas que no merecen su acercamiento. Menos aún merecen poder acercarse a lo que, a priori, declinan por ser ajeno. Y, si me aprietan, digo que no son más que hipócritas que, estando buena (como dice la foto) se sorben de un trago todo lo que dicen y proclaman que no lo harían a cada viento que pasa...

Ésta es mi oda al sentido de las comunidades, de los equipos y al individualismo que se cuaja y se abre de un modo continuo.

Y, ya de tú, mejor forja tu individualidad enriqueciéndote y respetando. O vive esclavo de tus miedos. Y, sobre todo, nunca permitas que te falten al respeto. Así tendrás una información del prójimo (ése con el que podrías andar) que te ayudará a comprenderte a ti mismo y a conocer a personas con las que aprehender nuevas experiencias vitales. Te anclará más a la vida. Y cuidado con las influencias (de ahí que no estuviera "del todo de acuerdo con este dicho" porque los influenciables deberían primero aprender a no serlo o a serlo coherentes con su propia #flexibilidad).

¿Lo crees tú también así? Te invito a dejar tu comentario aquí debajo...

Escrito por Carmen Nikol

carmennikol@gmail.com@gmail.com

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